A partir de ese momento todo fue diversión y el tiempo pasó volando, experimenté conducir un automóvil a toda velocidad en una carrera profesional, sentí libertad en un simulador de vuelo que es muy difícil de utilizar al principio, experimenté la adrenalina de una pelea de box, me enfrenté a mis miedos más personales en el simulador de fobias, además de tiro con arco y de una pantalla gigante con una dinámica de pelotas.